Visita de Aislinn O'Donnell a Bogotá: martes 27 de Julio de 2010


Aislinn O'Donnell estudió Política y Sociología en el Trinity College de Dublin, y estuvo un año en el Institut des Sciences Politiques en Estrasburgo. Luego, pasó un año en el Departamento de Gobierno en la Universidad de Georgetown, donde se especializó en teoría política y filosofía. Posteriormente hizo su maestría en Filosofía en la University College de Dublin. Completó su PhD en la Universidad de Warwick en el 2001, el título de su maestría era Subjectivity before the Subject (La subjetividad antes del Sujeto).


Busca pensar las situaciones singulares y las experiencias más que prescribir una objetivación de lo vivido en aquellas situaciones. Esto implica un fuerte compromiso con el rigor teorético. Esta pensadora construye la filosofía como una práctica, tanto existencial como política. Ha trabajado con solicitantes de asilos y refugiados en Inglaterra. Estuvo seis meses en El Salvador, donde aprendió el español y donde trabajó con diversas organizaciones. Allí tuvo varias reflexiones acerca de la memoria colectiva, la violencia, la solidaridad y el trauma. En Dublin estuvo luego trabajando temas de Educación y Desarrollo Humano. Estuvo también como voluntaria trabajando en India con una organización encargada de los infectados de Sida y con drogadictos.


Sus investigaciones más recientes tienen que ver con estas últimas experiencias y con una sensación de que la Filosofía necesita desarrollar formas concretas y experienciales de compromiso con el “otro” del cual muy a menudo ésta habla. Trabaja con el concepto de una “pasividad activa” y una “actividad pasiva” para pensar y  revisar cómo entendemos la vulnerabilidad y analizar el mito de la “autonomía política”. Sus temas son “la beatitud”, “la atención”, “la vergüenza”, “la intuición”, “el amor”, “la dependencia”, “la compasión”, “el origen”, “la violencia”, “el desamparo”, “la entrega”, “el afecto”, “las relaciones”, “la atención” y “la memoria”, entre otros. Asimismo Aislinn está dedicada a buscar prácticas creativas de pedagogía crítica, es decir, busca tener acercamientos más innovadores frente a la pedagogía, a través del arte contemporáneo y la filosofía.

En su visita a nuestro espacio, Aislinn compartió sus reflexiones acerca de lo que es filosofar y cómo la filosofía (masculina) ha tratado de evadir la antropología latente que se encuentra en cada pensador considerado filósofo en la historia. Los problemas no caen del cielo, como bien lo dijo Nietzsche, hay preocupaciones empíricas en cada filósofo que ha expuesto sus ideas. Por ello, que a las feministas se les critique su interés por lo empírico es cuestionable. Y podemos más bien preguntarnos ¿qué es lo empírico? y, ¿quién dice qué es lo filosófico? La filosofía feminista puede ver los puntos ciegos de una tradición y puede purificar a la filosofía de los prejuicios culturales o generacionales. Muchos filósofos creen que estos trabajos de las feministas son muy inocentes, pero en realidad esto es desconocer que hay muchos estilos que se desconocen. Aislinn insiste en que la manera de leer de las filósofas es muy interesante porque abre la Filosofía.
 
“Las mujeres hemos vivido como en otro mundo, en una tradición de opresión. Esta no es una afirmación biologicista o esencialista, lo que quiero señalar es que hay ciertas potencialidades y es desde este material sensible desde donde hay que trabajar y trascender. Tenemos capacidades diferentes, afectividad diferente, sensibilidades distintas, erotismos distintos y a mí me interesa cómo se vive el cuerpo fenomenológicamente”. (O'Donnell )



La Atención como una protoética, que piensa la expresión de la vida desde la vulnerabilidad, el afecto y los sentimientos. (Breve resumen de la charla)

Qué es una relación y cómo se puede pensar una relación de al menos dos, como dice Irigaray, al preguntarse por el asunto de cómo comenzar a pensar una ontología de los dos y no de sólo UNO a nivel de unidad. ¿Cómo podemos cambiar las relaciones para poder pensar la diferencia? He ahí la sutileza de Irigaray al pensar en una ontología.

Hay puntos ciegos en la tradición del “hombre de razón” de la Filosofía y ahí es donde se meten las feministas para abrir caminos de pensamiento. Muchas veces no vemos lo que hay, por ejemplo que no hay mucha gente de color en Filosofía en Europa (que es el contexto de Aislinn), de manera que decir que el racismo ha terminado sería una gran mentira. Allí es donde pueden intervenir las feministas, desde una mirada sensible, pues la manera que tienen las filósofas de leer la realidad realmente es muy distinta a la manera que tienen los filósofos de leer.

¿Qué es el cuerpo normal? Es acaso el cuerpo que no puede dar nacimiento? ¿Cómo seriá nuestro entendimietno de la subjetividad si se hablara de ese otro cuerpo de mujer? La idea de que no se puede trascender el cuerpo ha permitido una liberación muy importante en los seres humanos porque hace que nos sintamos parte de la naturaleza.

¿Cómo podemos pensar el mito de la autonomía liberal? (Pregunta de Hanna Arendt). Ese mito busca la imparcialidad, lleva a pensar la ciudadanía como personas casi neutras. Esta idea hace pensar en quiénes son verdaderamente los que tienen la posibilidad de tener acceso a la esfera pública? ¿Qué pasa con los vulnerables y con las mujeres que normalmente son los que cuidan a los vulnerables? ¿Cómo olvidar que todos y todas tenemos obligaciones y responsabilidades? Olvidar las realidades objetivas de los individuos es ya de por sí problemático, pues es como si la autonomía liberal estuviera pensada para los hombres únicamente, y en especial, para los hombres que no están enfermos y están ya completos (adultos).

¿Cómo reaccionar cuando alguien nos ataca? Ésta es toda una pregunta para las feministas...

“Si siempre somos ligados a los demás, es terrible ver a alguien que no tiene amor. El amor nos liga a los demás y hace una vida con sentido. Muchas veces no reconocemos que estos lazos son los que mueven nuestra identidad. La falta de amor o alegría es muy fuerte y cuando se ha estado en falta de esto, se da uno cuenta de cómo eso forma la identidad”. (O'Donnell )