Sesión de principios del 2010

Elizabeth Grosz, Volatile Bodies
Reseña de Catalina Laserna Estrada







Reseña de Volatile Bodies...


Sobre la autora:

Elizabeth Grosz nació en Sydney, Australia, y obtuvo su título de PhD en Filosofía en el Departamento General de Filosofía en la Universidad de Sydney. Allí enseñó como conferencista entre 1978 y 1991. Luego se trasladó a la Universidad de Monash, en Melbourne, y fue Directora del Instituto de Estudios Críticos y Culturales en 1992, donde además fue Profesora Asociada y profesora en Teoría Crítica y Filosofía. Actualmente, Grosz es profesora en Estudios de Género en la Universidad de Rutgers. También enseña Estudios de Género y Arquitectura en la Universidad de Bergen, en Noruega, y en la Universidad de Sydney, en Australia. Ha sido profesora invitada de la Universidad de California, en Santa Cruz y en Irvine, la Universidad Johns Hopkins y la Universidad George Washington.

Elizabeth Grosz es considerada una feminista académica. Es conocida por sus interpretaciones filosóficas sobre el trabajo de algunos filósofos como Jacques Lacan, Jacques Derrida, Michel Foucault, Gilles Deleuze, Felix Guattari, Spinoza, entre otros. También se le reconocen sus lecturas sobre feministas francesas como Luce Irigaray, Julia Kristeva y Michèle Le Doeuff. Ha cuestionado los paradigmas de corporalidad y las relaciones entre las ciencias y las artes. Se ha interesado especialmente por la filosofía continental y ha escrito varias obras sobre el cuerpo, la sexualidad, el espacio, el tiempo y la materialidad.




Anotaciones sobre las dos primeras lecturas sobre el Don en Hélène Cixous que hizo Isabel Crizón en Gefta.

 
 
La escritura es la posibilidad misma de cambio, el lugar que puede servir como trampolín para el pensamiento subversivo, el movimiento precursor de las escrituras sociales y culturales (La risa de la medusa: ensayos sobre la escritura, Cixous)


Isabel Crizón nos expuso el tema de tesis para su maestría en filosofía. Su autora elegida es Helène Cixous, creadora del concepto de écriture féminine. Isabel nos habló de su recorrido por la “economía del don”, el “goce” femenino y lo pre-edípico. Nos hizo una reseña de cómo el concepto del “don” fue  trabajado por Mauss, Bataille, Lévi-Strauss, Heidegger y Derrida.  

Algunas citas:

"El libro es un personaje del libro. Entre el autor y el libro nada es fácil. En el instante en que la autora (yo) cree poder cerrar la puerta del capítulo, el libro pone su pie sobre la puerta. Si deseo explicarme el libro toma la palabra en mi lugar.

Tengo que describir la violencia de escribir. Quiero escribir lo que no puedo escribir. El libro me ayuda. El libro me aparta, me reconduce. El es quien desea escribirse. Yo deseo escribir el libro que persigo en mis sueños. ¿Lo escribiré alguna vez?
Un libro no es la escritura, es un arma, es una carrera contra los secretos. Es una lucha contra la memoria, contra el recuerdo. Estamos en pedazos y los juntamos. Por eso me fascina la vida de Henry Brulard. Es una vida que es un libro haciéndose piel, sengre latiendo, con frío a los pies, hablar sobre en voz alta de la muerte y del destino en la cocina. Hay para beber y comer, y a llorar de risa en los libros que hacen escándalo. Y es "sin coartada", como decía mi amigo Derrida". Traducido por Patricia Souza, texto de Cixous. 

"Por eso es bueno escribir, dejar a la lengua intentar, como se intenta una caricia, tardar el tiempo necesario para una frase, un pensamiento para hacerse amar, para resonar." [La risa de la medusa. Ensayos sobre la escritura].

Acabo de descubrir a esta tremenda escritora y esta cita me dejó impactado: "Escribo para tocar letras, labios, soplo, para acariciar la lengua, lamer con el alma, saborear la sangre del cuerpo amado; de la vida alejada; para saturar de deseo la distancia; a fin de que ella no te lea". La llegada de la escritura.
 
 

Sesión 11/03/11 Nikita Dupuis

El sujeto estratégico.
 Feminismo espontáneo inmerso en la cibercultura.

Viernes 11 de marzo de 2011.



"El «orden» queer elaborado recientemente por Judith Butler"
 "En efecto, negada la fundamentación biológica del dimorfismo sexual, y radicalizada la veta nominalista, varón y mujer se tornan categorías definidas ad hoc según el mandato de la heteronormatividad compulsiva. Butler ahonda lúcidamente en las tancia. Resignificando la noción de «performatividad» de John Austin, instala sujetos-agentxs en el espesor de la trama discursiva donde la narración de sí consecuencias teóricas y prácticas de la ruptura con el binarismo excluyente y el sustrato biologicista, a los que hace deudores de la metafísica de la sustancia. Resignificando la noción de «performatividad» de John Austin, instala sujetos-agentxs en el espesor de la trama discursiva donde la narración de sí se configura a partir de una «performance» que se actúa entre las normas y el deseo”. Femenías, M.L. “notas acerca de un debate en América del Sur sobre la dicotomía «feminismo: ¿igualdad o diferencia? », Feminismo/s 15, junio 2010, pp. 193-219, p. 207. Cfr. Butler, J.. El género en disputa. México, UNAM, 2001; Dar cuenta de sí mismo. Buenos Aires, Amorrortu, 2009. Cf. Femenías, M.L.. Judith Butler: Una introducción a su lectura.Buenos Aires, Catálogos, 2003; Casale, R. y Chiacchio, C.. Máscaras del deseo. Buenos Aires, Catálogos, 2009.

Nuestrx invitade de esta sesión fue Simone “Nikita” Dupuis, un hombre transbisexual, como él mismo se denominó. Comunicador social y periodista, con especialización en Políticas Exteriores y una carrera alternativa en Artes Dramáticas. Estuvo con Gefta contándonos su historia de búsquedas intensas y su activismo (palabra que no es de su total agrado) en diferentes colectivos luchando por reivindicaciones de las diversas minorías sociales. En la actualidad se dedica a trabajar creativa e intelectualmente en el colectivo Entre-transitos, donde ha podido desarrollar rituales educativos, corporales y grupales para pensar lo que significa ser una mujer que transita para ser hombre.

Los temas que entran dentro de su discurso, para Gefta, muy bien articulado y, que como teóricas nos plantean nuevas exigencias son:

¿Qué significa ser un “ sujeto/a político/a”?, ¿qué es “ ser un/a sujeto/a de derechos”?, ¿cómo hacer que los derechos entren a la cotidianidad a través de lo que Nikita expone como el “cotidiano del derecho”? ¿Cómo construir narraciones de la diversidad, del deseo, de la libido? ¿Cómo pensar los sujetos estratégicos y cyborgs con sus prótesis e implantes?

A través de los “Canelazos literarios” inspirados en los “Caberts literarios” de la Alianza Francesa, empezó a trabajar de manera performativa y con rituales que condujeran a los/las participantes a la escritura. Uno de los temas más explorados en estos ejercicios ha sido el de cómo nos narramos en la cotidianidad siendo sujetos/as de Derecho. Su activa participación en Agendas Sociales y políticas públicas, le han ayudado a pensar la política de la identidad. Dice de sí mismo:

“Soy un hombre Transbisexual para romper el enfoque femenino que ha tenido el Trans. Políticamente es estratégico decirme que soy hombre trans. Por lo menos la obligación de la política pública es atender a esta población en cualquier situación”.

Nikita denuncia las constantes limitaciones en “las barreras de acceso”, la cédula de ciudadanía todavía exige tener un “sexo rígido”, lo cual hace parte de la estadística poblacional (en términos foucaultianos), los números 52 millones o 72 millones aún están destinados para las mujeres en Colombia. Las limitaciones siendo hombre trans, llevan a muchos de estos chicos a “supramasculinizase”, esto quiere decir que buscan la pertenencia a pandillas, públicamente señalan tener novia y amante y ser muy bueno en la cama. Todo esto, cubriendo la imposibilidad de explorar la libido en la intimidad. La supramasculinidad, manifiesta Nikita, también la viven los “hombres biológicos”, pero ellos mismos no lo saben.

Para Dupuis es fundamental pensar la “diversidad sexual”, las “identidades de género”, la “automención” ¿cómo la ropa genera identidades y constituyen un ritual diario para expresar un género performativo?, ¿por qué puede ser útil tener un nombre identitario que sea como un renacimiento en una vida elegida? ¿Cuáles son las diversas formas de transitar en el género? Estos temas, dice, nos conciernen a todos, todas y todes.

“No existe lo masculino y lo femenino, si esto varía tanto, podemos pensárnoslo y dialogarlo”.

No existe, para Nikita, algo así como un “final de tránsito”, el proceso de normalización de los cuerpos es tan perverso, que lo realmente interesante y enriquecedor es vivir en tránsito. Pero, no hay que olvidar que es más peligroso tener a alguien transitando que normalizado, por lo que estas personas deben luchar a diario con persecusiones o ataques públicos.

Supimos además de los “MAPIS”, “cuerpos hembriles” que se masculinizaron, pero entretanto tuvieron un parto. Muchos “MAPIS” han perdido los derechos de sus hijos/as por sus elecciones de vida, y por supuesto, el trabajo para ayudarlos a salir de depresiones puede ser muy complejo.

Nikita defiende algo que llama el “espacio de tensión”, término trabajado por Miquel Missé en El género desordenado, “la frontera”, el espacio en el que alguien la llama mujer y al rato se corrige a sí mismo llamándolo/a hombre. Eso, junto a la inyección de testosterona, son sus lugares subversivos de placer.

Nuestro invitade nos hace un llamado de atención a las mujeres a no vernos como víctimas del sistema, nos convoca a que leamos el sistema. Dice: “Dejo de leerme desde víctima, más bien me miro desde el sistema masculino que me está leyendo”.  Toda esta jugada es una apuesta dada por los “menos hombres” (categoría que le resulta muy halagadora), que nacieron en “cuerpos hembriles”. Es importante señalar en este punto que hablar de “cuerpos hembriles” no significa haber nacido en cuerpos equivocados. Se busca, más bien, mostrar que el cuerpo se puede transformar, que es dinámico, que es el propio territorio y siempre se puede salir de un “cuerpo rígido”, más cuando éste es un lugar de incomodidad.  

Las historias de vida tanto de “hombres trans” como “mujeres trans”, nunca es fácil. Las cifras de esperanza de vida lo comprueban así. Muchas mujeres trans se envenenan con los productos que han usado en la vida para hacerse trans. Otros han tenido un gran consumo de drogas. Muchos únicamente encuentran en la prostitución (en barrios del sur de Bogotá) lugares de dignidad.  Nikita nos cuenta que esto lo ha llevado a preguntarse si la dignidad y la felicidad son lo mismo, y si la belleza también estaría en la misma línea. Le resulta útil creer que aunque esos espacios no sean los más felices, por lo menos son los más dignos, si se tiene en cuenta que en sus casas vivirían malos tratos o violaciones indeseables. Es importante no perder de vista que aunque la belleza muchas veces no se alcance, lo trans resulta, muchas veces, lo más cercano a lo que siempre soñaron ser, por lo tanto es lo más digno y auténtico; no necesariamente lo más feliz.

Nikita, con su diálogo rápido, su simpática forma de expresarse, su espontaneidad y fluidez verbal, nos presentó un maravilloso “performance”. Valientemente se automencionó “hombre” y nos mostró cómo lo local no está tan desarticulado de lo que se está pensando en la academia. Nos puso sobre la mesa que hay un problema con el feminismo que se hace en Bogotá. Les han llegado a decir cosas que lo hacen pensar que no hay diálogo allí.

La diversidad seguirá siendo su lucha, así también el diálogo, el poder sentirse traducido y ayudar a otros, otras y otres a traducirse…

Ver la sesión más detalladamente aquí:


Libro recomendado por Nikita

Jóvenes y futuro (Fragmentos de una entrevista a María Luisa Femenías) tomada de: http://www.perio.unlp.edu.ar/revistadejuventud/?q=node/21


En relación a estas temáticas, ¿piensa que las nuevas generaciones tienen o tendrán mayores grados de libertad para ciertas prácticas? 
Hay un cambio bastante fuerte de los estereotipos sexuales, de varones, mujeres, minorías sexuales. Pero me da la impresión de que hay una pérdida de la posibilidad de proyectar a futuro, hay una precipitación de la inmediatez. Eso tiene que ver no solamente con los jóvenes sino con proyectos de país, con la posibilidad de inserción del país en América Latina y en el mundo. Es decir, es muy difícil en este momento encontrarse con proyectos a 10, 15 o 20 años y decir “en 20 años voy a ser tal cosa”.
Al precipitarse la inmediatez, lo efímero, a veces se dice que se “queman etapas”: hay que hacer lo que se puede ahora o nunca. Eso favorece que ciertas etapas -que son formativas- se salteen y se llegue a situaciones de mucha responsabilidad, como es tener hijos, sin haber completado las etapas donde uno se tiene que formar a sí mismo todavía y la familia lo tiene que formar, y también tener tiempo para la recreación, para el estudio, para el trabajo sin grandes responsabilidades. Y es asumir una etapa que tiene tiempo para ser cumplida y que tiene mucho que ver con el medio social, las pautas sociales según las cuales yo me autoestimo a mí mismo y considero que soy y tengo un lugar en el mundo, y la apertura de trabajo y de estudio.
A nivel mundial, cuanto más educada es una persona más proyectadas tiene ciertas etapas de la vida, más posterga la maternidad y la paternidad, más planea otras cosas que le son necesarias. Se genera más tiempo desde lo cultural, desde lo emocional, desde la maduración. Son etapas que se van cumpliendo. Uno ve en ciertos sectores que toda la carga identitaria está puesta en el factor de ser madre o padre, a edades de 14 o 15 años, cuando no han terminado la escuela, cuando no pueden tener trabajos estables sino fuertemente precarios, cuando dependen todavía económica y afectivamente de su padres, pero ante la falta de oferta de autoafirmación identitaria del medio ese es un camino rápido de decir “yo puedo”. ¿Qué puedo? Puedo procrear, tener un niño. Y esa es una responsabilidad muy fuerte.
Entonces yo bregaría primero por una maternidad y paternidad responsable, que forme parte del proyecto de vida de los jóvenes, pero que no se queme en la inmediatez de la necesidad de autoafirmarse sino en la necesidad de poder darle a un hijo un espacio propio, porque si no el niño se transforma en el bastón en cual yo me afirmo para sentir que soy quien soy. Eso me parece que es una inversión de cómo sería preferible que fueran las cosas, para darle al niño el espacio que merece como tal.
Sabemos que las moratorias son distintas en relación a los diferentes sectores sociales. Pero ¿qué ocurre con los jóvenes no heterosexuales? ¿Las moratorias se comportan de la misma manera? ¿Cómo viven el estatuto de la juventud en sus familias? 
Lo más importante es preguntarles a ellos mismos cómo lo viven. Viéndolo desde afuera, me parece que tienen mayor visibilidad y reconocimiento, ahora cómo lo viven en su familia depende de las familias. Hay algunas que acompañan sinceramente los procesos de descubrimiento de su propia identidad, algunos desde la infancia, otros desde crisis de adolescencia o de juventud temprana. Hay otras familias que son altamente sancionadoras, que no lo soportan o no lo toleran y lo consideran una enfermedad todavía. Eso depende mucho de la familia de pertenencia del joven.
Lo que sí es cierto es que en este momento hay una mayor visibilidad lo cual tiene ventajas y desventajas. La ventaja es que no aparece como lo extraño sino que es conversación aceptada socialmente y creo que los jóvenes lo pueden expresar con más libertad. A su vez, también hay una cierta trivialización y ridiculización. Es decir, no es tanto una medicalización, pero sí un cierto estereotipo que uno a veces ve en la televisión con rasgos muy acentuados, que bordean el ridículo, y eso me parece muy doloroso para cualquier persona que tiene que transitar y tramitar su propia identidad, que no es nada fácil.
Calculo que para cualquier persona que pretenda diferenciarse del grueso de los mandatos sociales de un momento determinado, no es nada fácil tramitar esa diferencia en el ámbito que fuere y más en el de la sexualidad, donde los mandatos son mucho más rígidos porque la perpetuación de la especie depende de ellos en buena medida -por lo menos hasta todas estas técnicas alternativas de los últimos años-. Pero la especie en gran parte ha sobrevivido porque ha tenido mandatos muy firmes respecto de la procreación, la sexualidad, los modos de comportamiento, etc.


Sesiones sobre Butler, por Adriana Ramírez

Adriana Ramírez:
actualmente es estudiante de Pregrado
en Filosofía de la PUJ.




«La postura constructivista del género  tiene en Judith Butler una de las teóricas más relevantes. El género no muestra un rasgo interno, es un producto performativo, de toda una serie de repeticiones y rituales que pretenden naturalizarse, anticipando la esencia que se suponen desvelan. Esta performatividad debe entenderse en un sentido lingüístico (el compromiso ontológico (Quine) de los actos de habla (Ryle)), pero también teatral. “En la medida en que las normas de género (dimorfismo ideal, complementariedad heterosexual de los cuerpos, ideales y dominio de la masculinidad y la feminidad apropiadas e inapropiadas, muchos de los cuales están avalados por códigos raciales de pureza y tabúes contra el mestizaje) establecen lo que será inteligiblemente humano y lo que no, lo que se considerará “real” y lo que no, establecen el campo ontológico en el que se puede conferir a los cuerpos expresión legítima”.

El género se anticipa como ideal al que debemos ajustarnos, aplicadamente, le conferimos densidad ontológica en nuestro interior y coherencia en la percepción exterior que los otros realizan de nosotros, a través de todas las actuaciones, psicológicas, comportamentales, gestuales, estéticas. El resultado es celebrado socialmente con nuestra adaptación normativa, somos lo que debemos ser y deseamos lo que debemos desear. El ejemplo de la drag queen le sirve a Butler en Bodies that matter  para analizar la teatralización de los gestos que intentan ficcionar una identidad buscada. Es la drag performance la que nos muestra la parodia del género, que de forma subrepticia actúa en la configuración de los géneros pretendidamente naturales ( el masculino y el femenino). Esa actualización reiterada y normativa, que pretende ser la manifestación de una esencia, cuando en realidad es una copia carente de original». 
De: Rosa María Rodríguez Magda
 




no debe concebirse el género como la mera inscripción cultural de significado sobre un sexo pre-establecido (un concepto jurídico); el género debe también designar el mismo aparato de producción por medio del cual se establecen los sexos. Como resultado, el género no es a la cultura como el sexo es a la naturaleza; el género es también el medio discursivo/cultural por medio del cual se produce una 'naturaleza sexuada' o un 'sexo natural' y se establece el uno o el otro como prediscursivo, o previo a la cultura, como una superficie políticamente neutra sobre la cual actúa la cultura.
 (Judith Butler, El género en disputa. El feminismo y la subdivisión de la identidad. (México, Paidós, 2001), p. 40.



Biografía de Judith Butler:
Judith Butler fue profesora asociada de Humanidades en la Johns Hopkins University. Actualmente se desempeña como profesora de Retórica y Literaturas Comparadas en la Universidad de California, Berkeley. De tradición originariamente hegeliana, amplió sus investigaciones adoptando posiciones críticas respecto de Heidegger, el existencialismo (Sartre, de Beauvoir) y la Escuela Psicoanalítica francesa (Lacan). Reconoce en su obra la influencia positiva de Irigaray, Foucault y los postestructuralistas en general, siempre en el marco de su compromiso feminista. Deudores de esta singular convergencia, sus trabajos sobre el cuerpo revelan tanto la influencia de Foucault como –más encubiertamente- la de Merlau-Ponty. Algunos de sus trabajos son: “Sex & Gender in Beauvoir’s Second Sex” YALE FRENCH STUDIES, 72, Winter, 1986; Subjects of desire: Hegelian & Post-hegelian reflections in 20th. Century France, 1987; “Variations on sex and gender: Beauvoir, Wittig, Foucault” (1987) traducido al castellano como  “Variaciones sobre sexo y género: Beauvoir, Wittig, Foucault” En: Benhabib. S. & Cornell, D. Teoría feminista / Teoría crítica, Valencia, Alfons el Magnànim, 1990; “Gender Trouble: feminist theory and psychoanalytic discourse”, en Nicholson, L. (ed), Feminism / Postmodernism, New York, Routledge, 1990, artículo incluido en la traducción parcial al castellano de Feminismo / posmodernismo, Buenos aires, Feminaria Editora, 1992. cuyo primer capítulo ha sido traducido en FEMINARIA, 19, 1997: “Contingent Foundations: Feminism & the question of Postmodernism” PRAXIS INTERNATIONAL 11.2, 1991, reeditado en: Butler, J. & Scott, J. (eds) Feminist Theorize the Political, New York, Routledge, 1992; “Secual Inversions” En: Stanton, D. (ed). Discourses of Sexuality, Ann Arbor, University of Michigan Press, 1992; “Phantasmatic identification and the assumption of sex” En: Wright, E. (ed.) Feminism & Psychoanalysis: A Critical Dictionary, London,. Brasil Blackwell, 1992; “Critically Queer” GLQ, l,1, 1993; Bodies that Matter, New York, Routledge, 1993. Excitable Speech: a Politics of the Performative, New York, Routledge, 1997 y, The Psychic life of Power: Theories of Subjection, Stanford University Press, 1997.


Sesión del 12 de Abril de 2010
 

Butler dice que a partir de las convenciones de uso del lenguaje es que podemos entendernos y que el habla está supeditada a la convención. Con esto señalaría que la convención condiciona de modo parcial el uso del habla. Cada cita que se usa es una repetición de términos particulares; una reiteración forzada de normas, de signos lingüísticos específicos que producen un efecto. Y, si consideramos que los discursos son históricos, que se han consolidado con el tiempo, entonces podremos ver que lo efectivo de éstos es que se han recitado una y otra vez.
Partiendo de esta base, Butler pasaría a estudiar la performatividad de la feminidad; del sujeto femenino, a partir de una repetición, y se cuestionaría en qué consiste “realizar el género de manera incorrecta”. Para ello, utilizaría la expresión “repeticiones generizantes”, las cuales consistirían en una repetición de las normas de género, afirmando así que “el género es performativo”. Butler buscaría entonces desestabilizar la heteronormatividad, pues, para ella, el género es inestable y tendría la posibilidad de ser deconstituyente.
Con la pregunta ¿qué es ser un sujeto generizado?, esta filósofa nos conduciría a pensar en la “acción”. Con lo cual afirmaría que la acción existe en su suceder y ésta es inherente a la realización. Para ella el sujeto producido en la sumisión no es que no tenga acción, pues aunque las normas restrinjan, también permiten la acción. Todas las normas pueden ser explotadas y aprovechadas bajo esta perspectiva. La subversión estaría en  la reinscripción, la recontextualización y en alterar su sentido y significado. Con esto, Butler afirmaría que el género es un lugar de acción.

RECORDERIS DE FOUCAULT
-Assujetisement: traducido por «sujeción»: llegar a ser un sujeto capaz de actuar a través de prácticas de subjetivación.
Relación entre saber y poder/ver en Arqueología, Genealogía, Historia de la sexualidad.
 Resumen: El Sujeto determinista es producido por unas relaciones de poder. Hay una técnica de sujeción del individuo.
-Subjectivation: Traducido por «subjetivación»/ver en Gubernamentalidad, tecnologías del yo, Grecia Antigua, Roma.  
 Resumen: El tema de la resistencia reaccionaria se piensa desde el problema del gobierno de sí mismo, ser una obra para sí mismo. El cuidado de sí, gobierno y control de sí mismo.
En la modernidad el saber depende de la institución, no pasa el saber por una transformación espiritual. En la Antigüedad se era sujeto de sí mismo. Las tecnologías hay que irlas creando. La profusión de técnicas morales eran tantas como individuos. No se trata de seguir un código sino de qué tan creativo/a se pueda ser para crear un propio sistema.
En la transformación de sí mismo entran dietas, horarios, regímenes, prácticas del sexo, regulación de lo corporal, meditación para adquirir saber. Uno puede conocer los límites de su acción a través de la experimentación. El sexo es un lugar privilegiado para saber cuáles son los propios límites. De la indagación por los propios límites, cada quién pasa a preguntarse el por qué de su existencia y si se atrevería a franquearlos. Posterior a eso se harían los franqueamientos posibles de la acción. 
Sesión del martes 15 de Junio de 2010
La diferencia sexual no es algo dado, ni causa de nada, sino que es un efecto del poder/discurso, o del poder/saber. La mujer no tiene ese estatuto ontológico de ser y entonces queda en el parecer.
Si se afirma que todas las feministas son materialistas, ¿dónde están las diferencias entre éstas? La diferencia estaría en que Butler nos plantea el problema de: Cómo se pasa de la materialización de los cuerpos a la abyección. Ella misma se consideraría una deconstruccionista.
Butler se basa en una lectura del Timeo, realizada por Irigaray, para hablar de la materia. Es así como la materia es el primer elemento de lo que va a constituir el resto de elementos. La materia sería la base, la potencia. No sería algo fijo ni estático. No sería “sitio” ni “superficie”, sería un efecto de un proceso. No sería una mezcla de algo incorpóreo frente a lo incorpóreo tampoco. Butler desestabilizaría así la gran diferencia que podría haber entre lo corpóreo y lo incorpóreo.
Es importante señalar que, para esta norteamericana, cada vez que hablamos de la materialidad, hablamos del lenguaje y de la significancia. Como lo mostró de Beauvoir “el cuerpo es una construcción”, pero entonces para Butler sería fundamental desestabilizar el orden hegemónico.  
A partir del método genealógico, en el cual el cuerpo no es una causa sino un efecto, Butler estaría muy cerca de Foucault. Nos mostraría que lo que creemos que son causas, en realidad son efectos. De manera que cuando nos posicionamos en este lugar, la pregunta por lo normal o lo anormal se diluiría.
Para Martha Nussbaum, si se afirma que el género es performativo, como lo plantearía Butler, el cuerpo quedaría volando. Nussbaum diría que Butler desdeña de la realidad de las mujeres. Butler buscaría pensar la heteronormatividad, la cual impediría estudiar la categoría de mujer y hombre. Su defensa estaría en que el orden heteronormativo se ha pensado neutral, y en realidad es masculino. Para ella la ontología y la metafísica han construido términos generizados y a su vez la razón se ha asociado siempre con los hombres.
Butler se salvaría de esta crítica de Nussbaum diciendo que ella es deconstructiva y preferiría afirmar que no puede quedar nada irreductible. Su estrategia iría más por el lugar de dar cuenta de cómo se produce la diferencia sexual, en lugar de afirmar que hay algo que da sustento para la diferencia sexual.
En cuanto a lo normal y lo anormal, Judith Butler buscaría ampliar el campo de posibilidades y en esto emprendería una argumentación muy distinta a la de Luce Irigaray, la cual estudió la ontología sexual. Para esta francesa, la  ontología es la diferencia sexual y de ahí es posible pensar todas las diferencias. La ontología debería partir, para Irigaray, de la diferencia sexual. En el Feminismo de la Diferencia, Irigaray estaría suponiendo una ontología para hacer peticiones políticas. Butler, por su parte, no apelaría a la diferencia sexual, sino que abriría el campo para dar cuenta de muchas otras diferencias políticas.
Al mirar los conceptos de “normal” y “anormal” sería preciso recordar que Cangillhem fue el primero en mencionarlos. Para este autor, la perversión consistiría en tener otra orientación sexual que estuviera fuera del acto de la reproducción. Así, lo normal sería la reproducción. Butler afirmaría que lo normal y lo anormal ha servido siempre para organizar una sociedad. Y, si miramos que Freud anunció que lo normal sería que todos los niños fueran perversos (esto es que tuvieran una libido sin penetración) y lo anormal sería que los adultos permanecieran perversos, podríamos entrever que hay un momento en que la biología y la psicología deciden lo que es normal y anormal. Las ciencias que nacen en el S. XIX, como la  psicología, la psiquiatría, la biología (reorganizada a partir de estas dos anteriores) ocuparían un lugar muy importante para el gobierno. Con Foucault, Butler aseveraría que estamos en continuidad con el nazismo cuando buscamos cosas como el gen de la homosexualidad.
Es así como Butler, buscaría más bien dilucidar que las ontologías lejos de ser neutras son políticas. Diría pues que el terreno ontológico-político es el lugar donde uno hace una inversión. Al desbaratar hasta lo más mínimo o conservar, se puede entender por qué se rechaza una diferencia o se mantiene.  Si se separan las esferas de la ontología y la política no se puede comprender este debate. Teniendo en cuenta cómo se estabilizan las categorías es que se dice cuáles son los cuerpos que importan y cuáles no. Para Butler sería muy pertinente preguntarse cuál es la justificación para decir que hay una diferencia sexual.
Si para cada cuerpo hay una ontología, la política sería una cuestión de ontología, lo que permitiría nombrar lo real. La pregunta por ¿qué es lo real?, es la pregunta de la ontología. Algunos cuerpos no son reales, son inteligibles y no importan. Los excluidos están excluidos desde la propia ontología de su ser. Hay que cambiar la ontología para cambiar la política. Al abrir estas posibilidades se expandiría la política. Hacer peticiones ontológicas, para Butler, es hacer política. Así pues, es preciso señalar que:
1. La abyección es una cuestión de ontología.
2. Es preciso politizar la abyección
3. Hacer peticiones ontológicas en favor de aquellos que carecen de importancia política y cuyos cuerpos son irreales, es una forma de impugnar y de reformular los términos de la inteligibilidad cultural. Una petición de este tipo no supone una ontología particular, sino que funda una.

Notas extra:
-La homosexualidad es peor vista que el lesbianismo porque hay penetración anal; se mezclan eses. De la perversión de mezclar la sexualidad con la escatología, los homosexuales derivan un gran placer sexual. Hay allí todo un franqueamiento de límites impuestos. ¿Por qué en diferentes culturas se tiene preocupación por la escatología?
-El sistema sexo-género disciplina los cuerpos y el deseo a través de la heteronorma.
-Controlar las funciones vitales para construir subjetividad hace parte de volverse sujeto. En casi todas las sociedades las eses se hacen aparte; con pudor, y hay que esconderse para ir al baño.
-La infancia y la vejez revelan la falta de organización en estas cosas “abyectas”. Es psicológicamente duro. Abyecto es lo negado, excluido, con el fin de que el sujeto exista. Lo abyecto está ligado a lo que el cuerpo elimina. Va desde la organización material del cuerpo y la palabra “abyecto” le da más fuerza al hecho. Toda persona tiene un cuerpo y todo cuerpo está pasando por lo que hay que desechar y es fundamental para la construcción de la subjetividad.
-¿Qué sucede cuando ya no importa estar orinado?
-¿Qué vidas merecen que se llore la pérdida?
-Los cuerpos abyectos no cuentan como cuerpos reales.
-¿Cuál es el potencial radical de la abyección?
-¿Cuáles son los mecanismos de denigración que conducen a ciertos cuerpos a ser devaluados?
Lo abyecto Vs El suplemento ¿Qué pasa si vemos el hecho de hacer pipi o caca como un regalo?

Algunos textos extra

Anne Fausto-Sterling sobre Butler

María Luisa Femenías sobre Butler


Ver el siguiente link del Clarin, sugerido por Liceth Rochels.

Las vidas que merecen ser lloradas





Nuestra directora Amalia Boyer



“En todas mis clases les pregunto a mis estudiantes cuántos libros escritos por mujeres han leído en su vida y la respuesta suele ser uno o dos apenas. Esto me parece preocupante”.

 

Nacida en París en 1968, de madre colombiana y padre francés. Realizó sus estudios superiores en Inglaterra: es BA en Filosofía y Letras de Anglia Ruskin University, MA en Filosofía Continental y PhD en Filosofía de la Universidad de Warwick, estudios realizados con una beca de Colciencias. Reside en Colombia desde el 2001, es profesora asociada en el área de la filosofía francesa contemporánea, filosofía política, el pensamiento del Caribe y la filosofía feminista en la Facultad de Filosofía de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, donde dirige el “Núcleo de investigación en Estética”. Ha sido profesora invitada en la Universidad de Mainz, en Alemania, y en el Collège International de Philosophie, en París. Es miembro de la Sociedad Colombiana de Filosofía (SCF), de la Caribbean Philosophical Association (CPA) y pertenece a la Red de Estudios Socio-Espaciales (RESE). Dentro de sus publicaciones destacamos: “Por una teoría de las ideas como actos de creación y de resistencia”, en Universidad y creación, Colección “Pensamiento y creación artística” N° 1, Universidad Distrital Francisco José de Caldas (2009), Ontología y democracia. De Spinoza a Negri”, en Ética y filosofía política, filosofía de la religión e historia de la filosofía. Vol. 3 de las memorias del I Congreso Colombiano de Filosofía, 2008.

Catalina Laserna entrevistando a Amalia Boyer:

P: Se dice que Derrida tomó de Luce Irigaray el concepto de "falogocentrismo", sin embargo es complejo saber quién precedió a quién en este concepto. Derrida afirmó varias veces que para que las mujeres puedan ser filósofas tienen que ser postdeconstruccionistas. Al decir esto continúa con la dinámica de decirnos qué es lo que tenemos que hacer. Irigaray denunció que la filosofía había olvidado una matriz simbólica, pero esto no significa que no podamos las mujeres hacer filosofía. Nosotras hacemos nuestra filosofía y ellos la de ellos, pero el punto es que no nos digan qué tenemos que hacer. ¿Qué pensarías de esta posición?.

Amalia Boyer responde:
“No estoy segura sobre quien habló del termino primero. Alcanzar esta precisión es algo que aún no he logrado hacer, principalmente porque me he dedicado más a leer a Irigaray y a Cixous que a Derrida. Sería interesante averiguar esto. Lo que sí intento hacer en todas mis conferencias sobre Foucault o en mis clases sobre Deleuze y otros contemporáneos, por ejemplo, es mostrar cómo éstos hacían parte del mismo circuito cultural-académico en el que estas autoras hacían sus intervenciones y por lo tanto no podían desconocerlas. No obstante, no dan suficientes créditos a las autoras, ni espacio a la discusión con ellas. El que más es Derrida, sin embargo, pasa algo complicado y un tanto parecido a lo que ocurre con Lacan o hasta Freud. Ninguno de ellos estuvo de espaldas a las mujeres, y las integraron en sus proposiones y prácticas, pero en algún momento de la teoría, de la escritura vuelven a dejar a las mujeres por fuera de una posición de sujeto y las vuelven a convertir incluso contra sus propias intenciones, en objeto de su discurso aún si este objeto sea indefinible, incognoscible...En cuanto a si las mujeres somos/podemos/queremos ser filósofas las posiciones entre las feministas varían enormemente. Muchas prefieren desechar la filosofía, no hacer parte de una tradición misógena (esta es la posición de Irigaray en su juventud), otras hacen una defensa de la filosofía y por lo tanto vindican a la mujer filósofa (Michel Le Doeuff). Me parece que la conclusión a la que llegas es correcta: a nosotras nos atañe reivindicarnos como filósofas sin que nos desautoricen ni nos den permiso. Claro está que al hacerlo es cuando de mejor manera podemos redefinir o repensar qué es la filosofía, entonces es cuando filosofamos”.


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