Sesión 11/03/11 Nikita Dupuis

El sujeto estratégico.
 Feminismo espontáneo inmerso en la cibercultura.

Viernes 11 de marzo de 2011.



"El «orden» queer elaborado recientemente por Judith Butler"
 "En efecto, negada la fundamentación biológica del dimorfismo sexual, y radicalizada la veta nominalista, varón y mujer se tornan categorías definidas ad hoc según el mandato de la heteronormatividad compulsiva. Butler ahonda lúcidamente en las tancia. Resignificando la noción de «performatividad» de John Austin, instala sujetos-agentxs en el espesor de la trama discursiva donde la narración de sí consecuencias teóricas y prácticas de la ruptura con el binarismo excluyente y el sustrato biologicista, a los que hace deudores de la metafísica de la sustancia. Resignificando la noción de «performatividad» de John Austin, instala sujetos-agentxs en el espesor de la trama discursiva donde la narración de sí se configura a partir de una «performance» que se actúa entre las normas y el deseo”. Femenías, M.L. “notas acerca de un debate en América del Sur sobre la dicotomía «feminismo: ¿igualdad o diferencia? », Feminismo/s 15, junio 2010, pp. 193-219, p. 207. Cfr. Butler, J.. El género en disputa. México, UNAM, 2001; Dar cuenta de sí mismo. Buenos Aires, Amorrortu, 2009. Cf. Femenías, M.L.. Judith Butler: Una introducción a su lectura.Buenos Aires, Catálogos, 2003; Casale, R. y Chiacchio, C.. Máscaras del deseo. Buenos Aires, Catálogos, 2009.

Nuestrx invitade de esta sesión fue Simone “Nikita” Dupuis, un hombre transbisexual, como él mismo se denominó. Comunicador social y periodista, con especialización en Políticas Exteriores y una carrera alternativa en Artes Dramáticas. Estuvo con Gefta contándonos su historia de búsquedas intensas y su activismo (palabra que no es de su total agrado) en diferentes colectivos luchando por reivindicaciones de las diversas minorías sociales. En la actualidad se dedica a trabajar creativa e intelectualmente en el colectivo Entre-transitos, donde ha podido desarrollar rituales educativos, corporales y grupales para pensar lo que significa ser una mujer que transita para ser hombre.

Los temas que entran dentro de su discurso, para Gefta, muy bien articulado y, que como teóricas nos plantean nuevas exigencias son:

¿Qué significa ser un “ sujeto/a político/a”?, ¿qué es “ ser un/a sujeto/a de derechos”?, ¿cómo hacer que los derechos entren a la cotidianidad a través de lo que Nikita expone como el “cotidiano del derecho”? ¿Cómo construir narraciones de la diversidad, del deseo, de la libido? ¿Cómo pensar los sujetos estratégicos y cyborgs con sus prótesis e implantes?

A través de los “Canelazos literarios” inspirados en los “Caberts literarios” de la Alianza Francesa, empezó a trabajar de manera performativa y con rituales que condujeran a los/las participantes a la escritura. Uno de los temas más explorados en estos ejercicios ha sido el de cómo nos narramos en la cotidianidad siendo sujetos/as de Derecho. Su activa participación en Agendas Sociales y políticas públicas, le han ayudado a pensar la política de la identidad. Dice de sí mismo:

“Soy un hombre Transbisexual para romper el enfoque femenino que ha tenido el Trans. Políticamente es estratégico decirme que soy hombre trans. Por lo menos la obligación de la política pública es atender a esta población en cualquier situación”.

Nikita denuncia las constantes limitaciones en “las barreras de acceso”, la cédula de ciudadanía todavía exige tener un “sexo rígido”, lo cual hace parte de la estadística poblacional (en términos foucaultianos), los números 52 millones o 72 millones aún están destinados para las mujeres en Colombia. Las limitaciones siendo hombre trans, llevan a muchos de estos chicos a “supramasculinizase”, esto quiere decir que buscan la pertenencia a pandillas, públicamente señalan tener novia y amante y ser muy bueno en la cama. Todo esto, cubriendo la imposibilidad de explorar la libido en la intimidad. La supramasculinidad, manifiesta Nikita, también la viven los “hombres biológicos”, pero ellos mismos no lo saben.

Para Dupuis es fundamental pensar la “diversidad sexual”, las “identidades de género”, la “automención” ¿cómo la ropa genera identidades y constituyen un ritual diario para expresar un género performativo?, ¿por qué puede ser útil tener un nombre identitario que sea como un renacimiento en una vida elegida? ¿Cuáles son las diversas formas de transitar en el género? Estos temas, dice, nos conciernen a todos, todas y todes.

“No existe lo masculino y lo femenino, si esto varía tanto, podemos pensárnoslo y dialogarlo”.

No existe, para Nikita, algo así como un “final de tránsito”, el proceso de normalización de los cuerpos es tan perverso, que lo realmente interesante y enriquecedor es vivir en tránsito. Pero, no hay que olvidar que es más peligroso tener a alguien transitando que normalizado, por lo que estas personas deben luchar a diario con persecusiones o ataques públicos.

Supimos además de los “MAPIS”, “cuerpos hembriles” que se masculinizaron, pero entretanto tuvieron un parto. Muchos “MAPIS” han perdido los derechos de sus hijos/as por sus elecciones de vida, y por supuesto, el trabajo para ayudarlos a salir de depresiones puede ser muy complejo.

Nikita defiende algo que llama el “espacio de tensión”, término trabajado por Miquel Missé en El género desordenado, “la frontera”, el espacio en el que alguien la llama mujer y al rato se corrige a sí mismo llamándolo/a hombre. Eso, junto a la inyección de testosterona, son sus lugares subversivos de placer.

Nuestro invitade nos hace un llamado de atención a las mujeres a no vernos como víctimas del sistema, nos convoca a que leamos el sistema. Dice: “Dejo de leerme desde víctima, más bien me miro desde el sistema masculino que me está leyendo”.  Toda esta jugada es una apuesta dada por los “menos hombres” (categoría que le resulta muy halagadora), que nacieron en “cuerpos hembriles”. Es importante señalar en este punto que hablar de “cuerpos hembriles” no significa haber nacido en cuerpos equivocados. Se busca, más bien, mostrar que el cuerpo se puede transformar, que es dinámico, que es el propio territorio y siempre se puede salir de un “cuerpo rígido”, más cuando éste es un lugar de incomodidad.  

Las historias de vida tanto de “hombres trans” como “mujeres trans”, nunca es fácil. Las cifras de esperanza de vida lo comprueban así. Muchas mujeres trans se envenenan con los productos que han usado en la vida para hacerse trans. Otros han tenido un gran consumo de drogas. Muchos únicamente encuentran en la prostitución (en barrios del sur de Bogotá) lugares de dignidad.  Nikita nos cuenta que esto lo ha llevado a preguntarse si la dignidad y la felicidad son lo mismo, y si la belleza también estaría en la misma línea. Le resulta útil creer que aunque esos espacios no sean los más felices, por lo menos son los más dignos, si se tiene en cuenta que en sus casas vivirían malos tratos o violaciones indeseables. Es importante no perder de vista que aunque la belleza muchas veces no se alcance, lo trans resulta, muchas veces, lo más cercano a lo que siempre soñaron ser, por lo tanto es lo más digno y auténtico; no necesariamente lo más feliz.

Nikita, con su diálogo rápido, su simpática forma de expresarse, su espontaneidad y fluidez verbal, nos presentó un maravilloso “performance”. Valientemente se automencionó “hombre” y nos mostró cómo lo local no está tan desarticulado de lo que se está pensando en la academia. Nos puso sobre la mesa que hay un problema con el feminismo que se hace en Bogotá. Les han llegado a decir cosas que lo hacen pensar que no hay diálogo allí.

La diversidad seguirá siendo su lucha, así también el diálogo, el poder sentirse traducido y ayudar a otros, otras y otres a traducirse…

Ver la sesión más detalladamente aquí:


Libro recomendado por Nikita

Jóvenes y futuro (Fragmentos de una entrevista a María Luisa Femenías) tomada de: http://www.perio.unlp.edu.ar/revistadejuventud/?q=node/21


En relación a estas temáticas, ¿piensa que las nuevas generaciones tienen o tendrán mayores grados de libertad para ciertas prácticas? 
Hay un cambio bastante fuerte de los estereotipos sexuales, de varones, mujeres, minorías sexuales. Pero me da la impresión de que hay una pérdida de la posibilidad de proyectar a futuro, hay una precipitación de la inmediatez. Eso tiene que ver no solamente con los jóvenes sino con proyectos de país, con la posibilidad de inserción del país en América Latina y en el mundo. Es decir, es muy difícil en este momento encontrarse con proyectos a 10, 15 o 20 años y decir “en 20 años voy a ser tal cosa”.
Al precipitarse la inmediatez, lo efímero, a veces se dice que se “queman etapas”: hay que hacer lo que se puede ahora o nunca. Eso favorece que ciertas etapas -que son formativas- se salteen y se llegue a situaciones de mucha responsabilidad, como es tener hijos, sin haber completado las etapas donde uno se tiene que formar a sí mismo todavía y la familia lo tiene que formar, y también tener tiempo para la recreación, para el estudio, para el trabajo sin grandes responsabilidades. Y es asumir una etapa que tiene tiempo para ser cumplida y que tiene mucho que ver con el medio social, las pautas sociales según las cuales yo me autoestimo a mí mismo y considero que soy y tengo un lugar en el mundo, y la apertura de trabajo y de estudio.
A nivel mundial, cuanto más educada es una persona más proyectadas tiene ciertas etapas de la vida, más posterga la maternidad y la paternidad, más planea otras cosas que le son necesarias. Se genera más tiempo desde lo cultural, desde lo emocional, desde la maduración. Son etapas que se van cumpliendo. Uno ve en ciertos sectores que toda la carga identitaria está puesta en el factor de ser madre o padre, a edades de 14 o 15 años, cuando no han terminado la escuela, cuando no pueden tener trabajos estables sino fuertemente precarios, cuando dependen todavía económica y afectivamente de su padres, pero ante la falta de oferta de autoafirmación identitaria del medio ese es un camino rápido de decir “yo puedo”. ¿Qué puedo? Puedo procrear, tener un niño. Y esa es una responsabilidad muy fuerte.
Entonces yo bregaría primero por una maternidad y paternidad responsable, que forme parte del proyecto de vida de los jóvenes, pero que no se queme en la inmediatez de la necesidad de autoafirmarse sino en la necesidad de poder darle a un hijo un espacio propio, porque si no el niño se transforma en el bastón en cual yo me afirmo para sentir que soy quien soy. Eso me parece que es una inversión de cómo sería preferible que fueran las cosas, para darle al niño el espacio que merece como tal.
Sabemos que las moratorias son distintas en relación a los diferentes sectores sociales. Pero ¿qué ocurre con los jóvenes no heterosexuales? ¿Las moratorias se comportan de la misma manera? ¿Cómo viven el estatuto de la juventud en sus familias? 
Lo más importante es preguntarles a ellos mismos cómo lo viven. Viéndolo desde afuera, me parece que tienen mayor visibilidad y reconocimiento, ahora cómo lo viven en su familia depende de las familias. Hay algunas que acompañan sinceramente los procesos de descubrimiento de su propia identidad, algunos desde la infancia, otros desde crisis de adolescencia o de juventud temprana. Hay otras familias que son altamente sancionadoras, que no lo soportan o no lo toleran y lo consideran una enfermedad todavía. Eso depende mucho de la familia de pertenencia del joven.
Lo que sí es cierto es que en este momento hay una mayor visibilidad lo cual tiene ventajas y desventajas. La ventaja es que no aparece como lo extraño sino que es conversación aceptada socialmente y creo que los jóvenes lo pueden expresar con más libertad. A su vez, también hay una cierta trivialización y ridiculización. Es decir, no es tanto una medicalización, pero sí un cierto estereotipo que uno a veces ve en la televisión con rasgos muy acentuados, que bordean el ridículo, y eso me parece muy doloroso para cualquier persona que tiene que transitar y tramitar su propia identidad, que no es nada fácil.
Calculo que para cualquier persona que pretenda diferenciarse del grueso de los mandatos sociales de un momento determinado, no es nada fácil tramitar esa diferencia en el ámbito que fuere y más en el de la sexualidad, donde los mandatos son mucho más rígidos porque la perpetuación de la especie depende de ellos en buena medida -por lo menos hasta todas estas técnicas alternativas de los últimos años-. Pero la especie en gran parte ha sobrevivido porque ha tenido mandatos muy firmes respecto de la procreación, la sexualidad, los modos de comportamiento, etc.


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